domingo, 7 de noviembre de 2010

SENDERO SUBIDA SIMANCON

DISTANCIA: 10 Km.                       
Tiempo: 6 horas

Carlos. - Será mejor que nos vayamos abrigando “mami”, cada vez hace más frío y ahí arriba no vamos a poder ni estar de pie.
Lourdes - Yo me voy a poner el chubasquero y el gorro, que es lo que tengo.
Petra  -Venga me pondré la sudadera. El hombre del Club de montaña nos ha dicho que tenemos que seguir las flechas y los hitos de piedras y sin problemas.
Carlos  -Y los chavales que venían detrás, ¡habrán pensado que dos “culo gordo” y una niña, no iban a poder subir a la cumbre!, pero…
Lourdes  -Ya vienen por ahí.
Carlos Pues Lourdes vamos “pa rriba”, tu ves bien las flechas.
Loudes  -Claro Papá.
La temperatura baja hasta lo 5º, pero la sensación térmica con el viento que hace debe ser 1º ó 2º, tenemos que apoyarnos con manos y pies para no perder el equilibrio.
Carlos -Estamos en la cumbre del Simancón, tened cuidado, mira el Torreón, el San Cristóbal, La Sierra de la Nieves, será mejor que andemos a gatas.
Lourdes Yo de aquí no me muevo, que voy a salir volando.
Petra -Haber déjame la cámara, ¡mira, mira! La Charca Verde, “que me gusta esto”.
Carlos - Mamá agáchate “coño” que vas a volar, esto es increíble, pero tengo los labios que se me van a reventar, vaya tela de viento. Agarraos bien
Petra -Que bonito hijo, ¡ja, ja, ja!.
Carlos -Mamá que pesada eres, agáchate y ten cuidado.
SIMANCON (Según Wiquipedia). El pico Simancón se encuentra en la sierra del Endrinal, en el Parque Natural de la Sierra de Grazalema (provincia de Cádiz, España). La cima se encuentra a 1.566 metros sobre el nivel del mar y es de naturaleza kárstica, y forma una cuerda con la vecina cumbre del pico del Reloj
(1.545 m.) Es la tercera cumbre de la provincia de Cádiz en altura, solamente superado por el pico del Torreón o Pinar (1.654 m) y pico del Cerezo ó Mellizo (1.600 m) en la vecina sierra del Pinar (pinsapar de Grazalema). Su ascensión por la cara sur no reviste demasiada dificultad, salvo que sople viento fuerte por dicha cara y cuerda. En su cima no existe vértice geodésico, tan sólo un monolito creado por los montañeros que ascienden a esta cumbre.

SIMANCÓN: (Según nosotros) Montaña inaccesible, despoblada no hay apenas vegetación, no creemos que podamos subirla. (Esto hasta ayer).
SIMANCÓN: Un amigo que nos servirá de guía en el resto de senderos, cada vez que lo veamos, nos entrarán ganas de subir y pasar un rato juntos. (Esto desde hoy)
Cuando ayer estudiando los posibles itinerarios y recorridos en el mapa, para por lo menos iniciar la primera fase de subida a esta magnífica mole de la Sierra de Grazalema, no podíamos pensar lo que gratamente nos iba a suceder.
Salimos de casa a las 9,00 h., después de una breve parada para comprar churros, nos dirigimos al Camping Tajo Rodillo y en su aparcamiento dejamos el coche.
Ya hace frío, así que nos abrigamos e iniciamos nuestra ruta por la cañada de Mahón, se puede hacer algo pesada si no se toma con tranquilidad, pues todavía no hemos calentado lo suficiente, con el Peñón Grande a nuestra derecha, enseguida ganamos altura a través de la senda repoblada de pinos que nos conduce a los Llanos del Endrinal.
Aquí coinciden diversos caminos, para el Puerto de Boyar, el Pilón de la Sangre, Villaluenga, etc. nosotros hacia los llanos.

No queda ni rastro de la ganadería ovina, bovina y porcina del entrañable pastor D. Benito, una desgracia para nuestra querida comarca.
Divisamos nuestro objetivo, bastante lejos, así que intentaremos acercarnos lo que podamos, cuando nos cansemos dejamos “la marca” y otro día continuaremos.
Atravesamos el cercado de los llanos por su parte izquierda como había sugerido Petra, enseguida Lourdes divisa “El Merengue”, denominación que habíamos dado a una característica formación rocosa, que sirve de guía en otros senderos.
El  transitar por estos lugares no deja de ser ameno, interesante a la vez que inquietante, porque la primera vez no sabes lo que te vas a encontrar en un sendero nuevo, pero aquí la aventura es fantástica, cada recodo, cada roca, cualquier árbol, no te deja indiferente.
Vamos recomponiendo los hitos de piedra que podemos, marcas que también servirán para futuros senderistas y una forma más de responsabilizarnos con el entorno, allí, a lo lejos, imperturbable EL SIMANCÓN, nuestra meta para hoy.
Giramos a la izquierda y por la única vía posible, venga a subir, zig-zag, una curva, una cuesta, una curva, una cuesta, tomamos aliento y a empezar de nuevo, nos hemos cruzado con dos parejas a las que hemos preguntado pero es la primera vez que vienen por aquí, así que decidimos continuar pisándonos los talones.
Una vez que empiezas la trayectoria la verdad que no es tan difícil, lo único que hay que tomárselo con calma y reponer líquido y alguna fruta varias veces, porque a pesar del frío sudaremos bastante.
La luz que traspasa por las nubes, es la protagonista iluminando rincones de singular belleza por los que iremos cruzando en silencio sin perturbar el hechizo de la naturaleza.
Ahora nos cruzamos con dos señores que ya bajan de la cumbre y nos orientan la forma de subir y las señales que debemos seguir. “Incluso a gatas, el camino está bien marcado pero desde abajo no se ve”, le damos las gracias porque probablemente sin su ayuda lo que iba a ser un día de “marcas” para posteriores venidas a supuesto una marca inesperada.
Hemos llegado a una zona donde se han acabado los árboles, tan solo algunas plantas de pequeño porte, con escarpadas paredes calizas, todavía queda un buen rato de subida y el viento empieza a jadearnos de un lado para otro, pero nos abrigamos y seguimos. Llevamos tres horas subiendo
Carlos. - Será mejor que nos vayamos abrigando “mami”, cada vez hace más frío y ahí arriba no vamos a poder ni estar de pie.
…/…
Una vez que decidimos comenzar la bajada, siguiendo los hitos y las flechas, nos damos cuenta del poco tiempo que tempos estado en lo más alto, el viento y el frío nos han echado para abajo, buscando refugio entre las paredes de grandes rocas.
Después de media hora de bajada, paramos a comer, el espectáculo es bestial, pero el enorme esfuerzo que hemos realizado para llegar ahí arriba ha mermado nuestras fuerzas pero a merecido la pena.
Un buen rato contemplando los alrededores nos satisfacen y seguimos la bajada comentando que ha sido un día inolvidable que esperamos pronto poder repetir.

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