martes, 8 de diciembre de 2009

SENDERO GARGANTA DE LA PULGA
8 de Diciembre de 2009
DISTANCIA: 8 Km. Aproximadamente ida y vuelta.                       
Tiempo: 4 - 5 Horas.
El Martes 8 de Diciembre de 2009 habíamos decidido realizar este sendero por segunda vez, anteriormente no supimos valorar lo que la naturaleza nos enseña somos presuntuosos a la hora de contemplar las cosas sobre todo nuestro entorno.
Con un poco menos de temperatura que el último día que andábamos por el Parque de los Alcornocales, llegamos a las 10,30 al Mojón de la Víbora, en la carretera A-373 que une Ubrique a Cortes de la Frontera, provincia de Málaga, “y ya está” empezamos a darnos cuenta que el día es diferente otro color, cielo gris, encanto en definitiva.

El sendero es circular y comienza en el Km. 50 desde Ubrique, se inicia con un suave descenso a través de una pista rodeada de centenarios alcornoques, en algunos llanos podemos contemplar restos de habitáculos quizás para la ganadería o agricultura en principio poco significativos.
Después de 1 hora de marcha en una desviación hacia la izquierda, camino perfectamente señalizado, podremos contemplar una laguna denominada 
Las Greeras, es un entorno paisajístico exquisito rodeada de exuberante vegetación y sobre todo frondosos madroños algunos con una altura de casi 6 mts. Pudimos degustar eso sí moderadamente de su fruto pues el abuso provoca embriaguez.
Más tarde una curiosa formación de areniscas nos llamará la atención y disfrutaremos saltando de una a otra roca en altura para contemplar la belleza del paisaje, con un poco de suerte, como nos ocurrió a nosotros podremos observar ciervos y corzos, creemos, porque al menor ruido corren y se esconden entre rocas, árboles, jaras y brezos haciendo imposible el poder acercarse, me parece que no se fían mucho del Homo sapiens.
Continuamos hasta llegar a la carretera que se dirige a Colmenar y después de una breve marcha llegamos al final del recorrido un puente atraviesa el arroyo, sin una gota de agua en este momento, decidimos seguir su curso durante un rato y disfrutar de rocas, adelfas y madroños.
Reponemos fuerzas con bocatas de tortilla, jamón y queso y después de un merecido descanso decidimos emprender el camino de regreso por el mismo sitio ya que la carretera que debería ser lo marcado la conocemos y preferimos el desvío de la laguna y los madroños. 

La verdad que ha merecido la pena, no dejamos de sorprendernos a cada paso en cada formación de rocas, en cada árbol, en cada arroyo o laguna, intentemos por todos los medios cuidar de estos Parques en ellos esta el futuro de nuestros hijos.