domingo, 6 de junio de 2010


SENDERO Y VISITA CUEVA DE LA PILETA
6 de Junio de 2.010
DISTANCIA: 1 Km.                       
Tiempo: 2 horas

Este caluroso domingo hemos decidido trasladarnos a la localidad de Benaoján – Montejaque, para visitar la Cueva de la Pileta, famosa por sus pinturas rupestres.
En esta foto vemos la puerta de entrada-salida de la Cueva, hemos leido que se encuentra a 670 m de altitud en la vertiente sur del cancho de Las Mesas, un cerro rocoso situado entre la sierra del Palo y la sierra de Juan Diego, las cuales discurren paralelas al río Guadiaro encajando su cauce al sur de Benaoján.
Nosotros nos hemos trasladado hacia la encantadora localidad de Ronda y antes de entrar en la ciudad un desvío hacia la izquierda, nos dirige a Montejaque, donde vemos su famosa presa, construida en 1.923 por la Compañía Sevillana, jamás entro en funcionamiento, en otro momento veremos porqué.
El entorno de la Cueva es un poderoso macizo de caliza blanco grisácea que se perfila sobre 1.400 metros de altitud máxima y que constituye la parte malagueña del P. N. Sierra de Grazalema, que nadie empiece corriendo que la cuesta no es larga pero agota.
Desde la altura en la que se encuentra la Cueva se disfruta de excelentes vistas, un terreno áspero donde destaca la singular planicie que se abre a nuestros pies ladera abajo: la Hoya de la Cueva.
La visita la podemos realizar en menos de 1 hora, disfrutaremos de las impresionantes pinturas con las singulares explicaciones del guía que nos acompaña en el recorrido.
El camino se hace muy interesante, pues tenemos que orientarnos con unos quinqués de gas que algunos nos ofrecemos a llevar ya que la Cueva no cuenta con instalación eléctrica, según nos explican esto haría que las pinturas perdieran calidad, profundidad de color y la proliferación de hongos estropearía toda la instalación, no nos dejan ni hacer fotos, así que hemos escaneado alguna del folleto que traíamos para poder mostrar las famosas pinturas.
Algunos pasillos un poco estrechos, otras grandes cavidades, pinturas aquí y allí, rojo, negro, marrón o amarillo, llegaremos al final sin darnos cuenta.
Al principio parece que da un poco de miedo, pero a medida que vamos avanzando y centrándonos en las explicaciones en realidad pasa sin darte cuenta.
También interesante son algunas estalactitas (las del techo) y estalagmitas (las del suelo) que veremos en el recorrido, lástima que no podamos hacer fotos, ¡¡pero bueno lo entendemos!!.
La gran importancia de la pileta en realidad se debe a la existencia en su interior de extraordinarias pinturas rupestres, atribuidas al paleolítico superior. La mayoría de estas pinturas representan a animales, siendo los caprinos los más numerosos, aunque también podemos observar, caballos, cerdos, búfalos y bisontes, además de peces.
Podemos agrupar las pinturas observando la técnica pictórica, así se consideran las más antiguas las realizadas con los dedos impregnados de arcilla, teniendo éstas tonalidades marrones, entre las que cabe destacar la conocida como “el pez”. Las que siguen cronológicamente son las de tonalidades rojizas que, a veces se superponen a las marrones. Las más recientes son las de color negro que pertenecen al periodo asílense.
La pileta está constituida por una serie de galerías situadas a distintos niveles y con alturas que llegan hasta los 15 metros. Destaca por sus grandes dimensiones la nave central, con 60 metros de recorrido.
Hay otras muchas galerías a las que no se pueden acceder por diversas dificultades, donde además han aparecido restos humanos y que hoy todavía siguen en estudios otros tramos por parte de científicos y arqueólogos.
Una visita que teníamos muchas ganas de hacer y la verdad ha merecido la pena, muy, muy interesante, recomendaros que cuando podáis la realicéis, seguramente os quedarán las ganas de volver como nos ha pasado a nosotros.
Y después de esto tenemos que comer pues con tanta cultura se nos ha abierto el apetito, nos trasladamos a las inmediaciones del río Guadiaro, bajo unos eucaliptos disfrutando del canto de infinidad de pájaros y del murmullo del agua descansamos y devoramos como hombres del neolítico todas nuestra provisiones.