sábado, 24 de julio de 2010


SENDERO RIO CHILLAR NERJA
24 de Julio de 2.010
DISTANCIA: 9 Km. Ida y vuelta.                    
Tiempo: 5 horas

Habíamos leído que todos los que recorren por primera vez el río Chillar quedaban cuando menos sorprendidos. ¡Y no es cierto…!.
Yo diría que Maravillados, jamás te puedes esperar después de haber escuchado hablar tantas veces de Nerja, de sus Cuevas, por cierto increíbles, del barco de Chanquete, del Balcón de Europa, que a tan pocos metros de la costa tenga este increíble recorrido.
El itinerario resulta caprichoso, espectacular y ocasiona uno de los senderos más particulares y atractivos para realizar sobre todo durante los meses de verano. Se trata de uno de los ríos que nace en la sierra de Almijara, junto a las de Tejeda y Alhama como parque natural.
El acceso al inicio de la ruta lo realizamos desde Nerja, aunque también se puede hacer desde Frigiliana, aunque puede resultar más incómodo. Vasta acercarse a la urbanización Almijara, una vez que pasas el Supersol de la entrada y desde allí tomar un carril que conduce hasta la cantera situada junto al río. Pero no tengas duda de preguntar a cualquier vecino que como a nosotros te indicará con todo agrado.

Pasarás por una cantera de extracción de mármol y junto a unos eucaliptos al final del carril se puede aparcar. Al principio el cauce va con poco agua por los desvíos que se realizan para su aprovechamiento. En esta primera parte del trayecto el valle resulta ser una de las entradas del Parque Natural de las Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama.
Algunos metros más adelante se accede al tramo en el que el río lleva más caudal de agua. Pasamos por una pequeña Central Eléctrica.
Usaremos unas zapatillas deportivas ya que en todo el camino tendremos mojados los pies y es bueno que vayan protegidos contra golpes.
Aunque sea verano y hallamos tenido un año con fuertes precipitaciones no llegas a sospechar el espectáculo que origina el río en su cauce, cascadas, chorreras, sumideros se van sumando al cauce para agrado de tantísimas personas como van realizando el sendero.
Ya casi desde el primer momento el agua nos llega a los tobillos y nos vamos adentrando en la garganta que en el transcurso de los años ha socavado las bravas aguas en las paredes de mármol de tonos grises, rosas, amarillos blancos y negros.
De cualquier forma, adentrarse en el curso de este río es todo un cúmulo de sensaciones visuales y sonoras. “Cuidado que ahora el agua nos llega a la rodilla”, “nos teníamos que haber traído los manguitos”.
Llegaremos casi sin darnos cuenta a unas Gargantas de mármol donde no se nos escucha en algunos tramos por el ensordecedor ruido que produce el agua al encajonarse en las paredes, recibe este lugar el nombre de “Cahorros”, estos cañones tienen poco más de un metro de ancho y en algunos momentos superan los sesenta metros de alto, impresiona bastante, incluso en momentos acongoja pero el espectáculo merece la pena.
Después de atravesar el primer 'cahorro", se puede ver una amplia poza de aguas cristalinas, quizás un poco mayor que las anteriores no supera el metro de profundidad, pero que se convierte en un inesperado y refrescante baño, aunque decidimos dejarlo para la vuelta.

Desde aquí queda mucho río y muchos rincones sorprendentes. El panorama parece sacado de los más bellos cuentos, la ruta se va volviendo de una belleza inigualable, la escasa luz que nos llega de los rayos de sol le dan al entorno sensaciones mágicas, “los Duendes de la Axarquia nos miran desde lo más alto de los Cahorros”, muy difícil de imaginar.
Decidimos seguir por el cauce y llegar hasta una cascada situada a algo más de una hora de camino. La emoción nos embarga.

Es quizás uno de los sitios preferidos de los que visitan el Chillar, el cantar de los pájaros, la abundancia de vegetación nos impresiona, como siempre y aunque resulte un poco difícil por la afluencia masiva de personal, debemos reflexionar y recapacitar sobre el espectáculo, preguntándonos que debemos hacer para conservar estos bellos rincones que darán vida a futuras generaciones.
Aunque hay todavía escondrijos río arriba que satisfacen al más exigente de los visitantes, con pozas y cascadas que parecen haber sido sacadas de postales, hemos decidido subir un poco no sin cierta dificultad y parar para comer, la falta de costumbre de andar con los pies metidos en agua más de tres horas, te arruga hasta el ombligo.
Dejaremos para otra ocasión lo de llegar al Cortijo del Imán, antiguas ruinas, dejaremos para otra ocasión llegar a los nacimientos del río, dejaremos para otra ocasión la presa, dejaremos en definitiva un motivo para volver.
Decidimos emprender el camino de regreso, disfrutando otra vez de luz, color, agua, susurro, cascadas, olores, pinos, lentisco, tomillo, romero, cañaverales. Y salimos de nuevo después de dos horas bajando a la cantera. Creo que hemos vivido un sueño.

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